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domingo, 14 de noviembre de 2010

Democracia Vaticana

Hoy viernes día 5 de noviembre, cuando escribo estas líneas, ignoro si el presidente Zapatero asistirá a la misa que el Papa oficiará en la Sagrada Familia de Barcelona el domingo día 7. Leo en algún periódico que la presidenta del Partido Popular en Aragón, Luisa Fernanda Rudi, opina que el presidente tiene la obligación de acudir a dicho acto religioso aunque no participe en él ya que se trata de la visita oficial de un Jefe de Estado. Supongo que Zapatero ha debido de anunciar que no asistirá, porque Rudi le afea sus intenciones diciendo que «hace gala de su agnosticismo», alude a su «trasnochado laicismo» y afirma que no asistir a la misa supone una «falta total y absoluta de respeto a las creencias de los demás».

El oficio religioso de la misa no es más que eso, una eucaristía supongo que más larga de lo normal en la que participarán muchos sacerdotes, y en la que tendrá lugar la habitual transmutación del pan y el vino en carne y sangre, núcleo principal de cualquier misa. Si el Presidente, que también es un ciudadano, no es creyente y no cree por tanto que esa conversión milagrosa se produzca, es completamente libre de asistir o no asistir al oficio.

Otra cosa es que cortésmente lo reciba y lo invite a un almuerzo, y que al comienzo de éste guarde un respetuoso silencio mientra Ratzinger bendice los alimentos que va a tomar. Luego, durante la comida, evitarán hablar (para qué, si no se van a poner de acuerdo y podría suceder que los alimentos se les atragantasen) sobre esos asuntos en los que, como políticos, no coinciden y tienen planteamientos tan contrarios: sexualidad, aborto, matrimonio homosexual, obtención de células madrea a partir de embriones o inseminación artificial.

El Papa es, en efecto, el Jefe del Estado de la Ciudad del Vaticano que, según su web oficial, tiene una población de unas 800 personas, 450 de las cuales son ciudadanos de ese Estado. Es curioso navegar por su sitio de Internet: uno se entera de que ellos mismos declaran que su forma de gobierno es la «monarquía absoluta» (como las de Luis XI en Francia y la de los Reyes Católicos en España, durante el sigo XV, o la de Enrique VIII en Inglaterra en el siglo XVI); de que la soberanía del Estado (el “poder absoluto y perpetuo”) reside en el Papa (en España reside en el Pueblo, del que emanan los poderes del Estado según la Constitución); de que el Papa asume los tres poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) que desde el sigo XVIII se encuentran más o menos separados en los países modernos. La forma de elección de este Jefe de Estado no es democrática, pues quienes votan para elegirlo son los cardenales de un reducido cónclave que, eso sí, es muy probable que estén imbuidos de la buena intención del Espíritu Santo si es que han sido escuchados por éste: el artículo 50 de la «Constitución Apostólica sobre la elección del Romano Pontífice» dice que, antes de votar, «los Cardenales electores irán en hábito coral en solemne procesión, invocando con el canto del Veni Creator la asistencia del Espíritu Santo, a la Capilla Sixtina del Palacio Apostólico, lugar y sede del desarrollo de la elección».

Igual que de nuestra democracia algo podría aprender el Estado Vaticano, quizá nosotros, como ciudadanos, podríamos fijarnos en algo de su forma de gobierno para que, cuando haya elecciones, acudamos a votar en procesión solemne vestidos con hábito coral, cantando el Veni Creator: igual el Espíritu Santo se viene y nos inspira y nos ayuda a decantarnos por el mejor o el menos malo de los gobernantes.


2 comentarios:

  1. El problema de la visita de Ratzinger a españa, es que no se ha definido en calidad de qué lo ha hecho. Si es en calidad de jefe de estado, me parece muy lógico que se reúna con el Rey, el presidente o el ministro de asuntos exteriores. Pero para tratar temas que afecten a las relacioens de ambos Estados (como por ejemplo comerciales, etc.).
    Sin embargo, si este señor viene como máximo representante de una religión (me ahorro comentarios acerca de ésta), con él no se pueden reunir ni el Rey, ni el presidente del gobierno, ni ninguna autoridad púbica. Se reunirán si lo desean Juan Carlos de Borbón, J. Luis Rguez Zapatero etc, pero a título personal, sin hacer ostentación de ningún cargo público. Ya que estos, al igual que el estado deben ser laicos, y por definición el poder emanado del pueblo, debe estar por encima de lo que serán "las mitologías del futuro".

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  2. Te dejo el enlace a otro artículo que encontré acerca de la visita http://blogs.publico.es/dominiopublico/2671/los-%E2%80%98errores%E2%80%99-de-benedicto-xvi/

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