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viernes, 30 de septiembre de 2011

Quien nos gobierna

El periódico italiano Corriere della Sera ha publicado el texto de una carta que Mario Draghi y Jean-Claude Trichet (gobernadores del Banco de Italia y del Banco Central Europeo) dirigieron a Silvio Berlusconi, primer ministro de Italia.

En ella, los gobernadores reclamaban al gobierno italiano, entre otras medidas, una reforma constitucional para que la gestión del presupuesto fuese más estricta, en línea con la reforma que han aprobado muy recientemente las cámaras españolas a iniciativa del gobierno de "izquierdas" que preside nuestro prócer "socialista" "obrero" "español" Sr. Rodríguez Zapatero, con el apoyo del partido del "centrista" Sr. Rajoy y con la sanción, este pasado martes 27, del Sr. de Borbón y Borbón.

Nuestro presidente dijo que la reforma "va a dar resultados positivos para la confianza, la estabilidad y el futuro de la credibilidad de España", y que "no está previsto" aprobar cambios fiscales para las rentas más altas antes de que se disuelvan las Cámaras (que ya se han disuelto). El artículo que se ha reformado es el 135. Su punto 3 dice así:

Los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuestos y su pago gozará de prioridad absoluta.

Ojo: prioridad absoluta. Prioridad por encima de todo. Satisfacer y devolver las deudas antes que atender la revalorización de las pensiones, la mejora de la enseñanza, la investigación o la sanidad. Prioridad absoluta: devolver primero al que nos ha prestado aunque nuestros ciudadanos las pasen putas. El mercado primero, el ciudadano después.

Y el mercado es ese tipo, Alessio Rastani, que salió el otro día en una entrevista de la BBC afirmando que lleva tres años soñando con momentos cómo este, de crisis absoluta, y que cada noche se va a la cama esperando que la cosa empeore, porque eso significa que él seguirá ganando pasta y enriqueciéndose. El mercado es también el banco al que se rescata con el dinero del FROB (el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, que alimentamos los ciudadanos con nuestros impuestos y con nuestros ahorros): ese banco que toma ese dinero que nosotros le damos para luego comprar deuda del Estado o para prestárnoslo a nosotros a un tipo de interés mayor.

A ese mercado lo dejamos que funcione libre, no sé por qué; pero persigamos al parado que cobra un subsidio y que hace alguna chapuza en sus ratos libres (qué escándalo) para pagar su hipoteca y que no lo eche a la calle el banco que, además de quedarse con su casa, le exigirá que le siga pagando, ya sin hogar, la diferencia entre el valor del inmueble y el capital que le debe. Y cómo se ponen de acuerdo los partidos grandes para votar en contra de la dación en pago, que libraría a este pobre parado de la humillación de seguir pagando una deuda por una casa que no tiene. Y cómo se ponen también de acuerdo para que los bancos puedan imponer un tipo de interés mínimo a los préstamos hipotecarios (Euríbor+0,5, te dicen, pero con un mínimo del 3%).

Se subió el injusto impuesto del IVA, que todos los ciudadanos, independientemente de su nivel de riqueza o pobreza, pagan por igual, y no se hizo lo mismo con el Impuesto sobre la Renta, con el que paga más el que más tiene. Y se deja que las SICAV (sociedades de inversión colectiva) tributen al 1% ("es que entonces se van a otro país", dicen; pues hombre, ¿no tiene la Unión Europea poder suficiente como para hacer una legislación común que suba este porcentaje de gravamen?). Y se dejan sin pagar cientos de miles de facturas que hunden a pequeñas y a medianas empresas, pero que les den.

Igualmente, los billetes de 500 euros, sucia fuente de acumulación de dinero negro, siguen teniendo todo su oscuro valor, en lugar de dar un plazo de, por ejemplo, dos meses, para quitarlos de la circulación y que esos 50.717 millones de euros (8 billones de pesetas) afloren en los bancos y aporten liquidez cuando sus portadores tengan que ir a los bancos a cambiarlos y a declararlos.

Y luego cambian también la Ley Electoral para dificultar a los pequeños partidos su concurrencia a las elecciones: todos los que no obtuvieron representación parlamentaria tienen ahora (así lo votaron el PP, el PSOE, CiU y el PNV) que presentar miles de firmas para poder presentarse a las elecciones "democráticas". Pero una reforma en serio de la Ley Electoral, que haga un reparto más equitativo y justo de los escaños no, que eso exigiría una reforma constitucional y sería mucho lío.

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