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viernes, 20 de junio de 2008

Lo que nos cuenta el número Pi

«Cuando se proclamó que la Biblioteca abarcaba todos los libros, […] todos los hombres se sintieron señores de un tesoro intacto y secreto. No había problema personal o mundial cuya elocuente solución no existiera». (Jorge Luis Borges, La Biblioteca de Babel).

Mi amigo León, que vive en Granada, ni me leerá ni se acordará, pero una vez, cuando en la zona del Torreón se encontraba un pub de nombre «Pi 3,14», nos propuso a los amigos ir allí a tomar algo: «¿Pasamos al Pi tres-catorce-veintiuno?», preguntó. Cambiarle dos cifras al número \pi (cuyo valor real es 3,1415926535897932… aunque sigue hasta el infinito sin parar), o redondearlo (habitualmente a 3,1416), puede no suponer un error demasiado grande en el cálculo que se pretenda; sin embargo, truncarlo quita de nuestra vista una gran cantidad de conocimiento, de historias, de Historia, de sueños, de futuro y de pasado.

El número en cuestión es trascendente, lo que viene a significar que tiene infinitos decimales sin periodo alguno: es decir, ninguna secuencia de decimales de \pi se repite y, de este modo, cualquier número que se nos ocurra, por largo que sea (nuestra corta edad, nuestra cuenta corriente, los dos juntos, los números de cuenta de todos nuestros vecinos uno detrás de otro), se encuentra entre los decimales de esta constante.

Podemos, por otro lado, inventarnos un código, parecido a como funcionan los ordenadores, y asignar a cada letra de nuestro alfabeto un par de números. Siguiendo el orden alfabético, por ejemplo, a la A podemos asignarle dos ceros (00); a la B, un cero y un uno (01); a la C, un cero y un dos (02); seguimos así hasta la Z, a la que, tras haber desechado la Ch, la Ll y la Ñ, asignamos el dos-cinco (25). Empecemos otra vez, de modo que la A sea también el 26, la B el 27, y seguimos así hasta el 99, que corresponde a la cuarta asignación que le hacemos a la V, que queda codificada entonces con los números 21, 47, 73 y 99. Si damos la vuelta pasamos al 00, que era la A, así que paramos.

Con este código, en las primeras cifras decimales de \pi encontramos las letras siguientes:

oponjlbgmuarmgbycgttrnpxkgutxshxhdmgckivicdwzivrgbeocizgeeovjmsirygwfubhodcwlrtcgkbbphvkdhmuwqlcpddsscdjxohhsjcvewxliafnbmbmntmhooiiiiktramen

…que no significan nada en apariencia; pero hallamos en su final una palabra castellana, “tramen”, del verbo tramar. Si seguimos buscando más adelante encontramos colores, como “rojo”, o “azul”, y más adelante todavía palabras más largas, y frases corrientes, como “buenosdías”, o “adiósamigo”.
Y mucho más delante, encontramos cualquier pensamiento que se nos ocurra, y este mismo artículo, y el otro que no he escrito o que deseché porque no me gustó, y también lo que el lector está pensando cuando lee estas líneas, tanto si es bueno como si es malo, y el Ingenioso Hidalgo en castellano antiguo, y también en inglés, y nuestro nombre con sus dos apellidos; y lo que nos ocurrió cualquier día aparece también relatado con tanto detalle que nos avergonzaría encontrarlo: sólo hace falta paciencia y ponerse a buscarlo.El que quiera hacerlo puede llegar, a través de la Wikipedia, a los primeros millones de cifras del inmenso \pi, y hacer la conversión a letras y de ahí a palabras. Se ha comparado la Wikipedia con la universal biblioteca de Babel de la que escribió Borges, en la que están todos los libros del mundo, los escritos y los por escribir y los que no se escribirán nunca. El número \pi, tan coqueto, con esas dos patitas que parece que van a echar a correr, sí que guarda de verdad absolutamente todo.


En El Día de Ciudad Real.

1 comentario:

  1. ¿Contendrá PI las palabras que nunca se dirán? al fin y al cabo, ahí están, aunque no dichas.

    De ser así, ya no tendrán sentido nuestros secretos más íntimos, pues estarán ahí por obra y magia de la matemática...

    ...como dice el artículo, sólo sería necesario tener paciencia para encontrarlo todo ahí.

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