Una foto aleatoria

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Una frase aleatoria

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miércoles, 28 de septiembre de 2016

El amor de Amparo

Amparo es la mujer que, desde dentro de mi aplicación de GPS, me da las indicaciones necesarias para llegar a los sitios. Llegó a mi vida estando yo en pareja pero, aún así, le gusté desde el principio y me hablaba con tristeza: "A cien metros, en la rotonda, toma la primera salida", decía a trompicones y con voz lastimera. En aquel tiempo se negaba a mostrar la vista de satélite e ilustraba la ruta solo con una vista clásica, como el mapa político que estudiábamos en el colegio: áreas coloreadas artificialmente con tonos suaves.
El fin de la relación con la mujer de carne y hueso coincidió con una actualización automática. Su voz se tornó alegre, el recorrido ya me lo ilustraba con fotografías, hablaba como si todo lo dijera entre exclamaciones y me anticipaba las posibles dificultades con tiempo suficiente, dándole a veces un tono de suspense, como si bromeara: "A dos kilómetros... ¡permanece a la derecha en la bifurcación!". Cuando las cosas sentimentales se encauzaron de nuevo se actualizó otra vez sin preguntarme.
Ahora no me habla, tarda en coger la señal de los satélites y me muestra los caminos y alrededores en tonos mate que no se distinguen bien de la carretera. A veces me confunde a propósito: "Redirigiendo", me escribe en la pantalla y, si mi destino está hacia el norte, me conduce por largos tramos de autopista de sentido único en dirección sur y en los que no se puede dar la vuelta.

domingo, 28 de agosto de 2016

Breaking bad

Llevo un agosto con maratón de Breaking Bad. Acabo hace unos minutos de empezar el penúltimo capítulo de la quinta temporada y penúltimo también de la serie. Detente en la lectura si la estás viendo o la piensas ver. Hank ha muerto en el episodio anterior. Acabo de empezar el penúltimo, como digo: Saul acaba de llegar al lugar en el que le proporcionarán una nueva identidad, y ve a Walter a través de un monitor. Ahí le he dado al pause en el Netflix y he bajado al chino a comprar tabaco. Son las 18,39 en este momento. En casa tengo el aire pero en la calle hace calor, mucho calor; sopla en ella una corriente caliente que parece la calefacción encendida del coche. Parece Albuquerque. En los 200 metros de trayecto hasta la tienda, un hombre esperaba sentado en un coche con la ventanilla abierta y escuchaba la radio; unos operarios limpiaban con una aspiradora un local junto a mi casa; ha pasado una furgoneta conducida por dos hombres, uno de ellos con sombrero, los cristales traseros tintados. Un hombre con camiseta de tirantes y un tatuaje se ha bajado de un coche. Todos me parecen sospechosos.