Recuerdo el día en que Paco se lió un viernes después de trabajar y se fue de marcha. Empalmó hasta el sábado por la mañana: desayunó chocolate con churros y a las 10 se fue a la tienda.
Comida familiar después, partida con los amigos y de nuevo otra fiesta. Llegó al amanecer del domingo y se metió en la cama sin poner el despertador. Confiaba en que se levantaría a buena hora.
Abrió el ojo y leyó los números fluorescentes del radiodespertador: las 10,15.
-¡Hostias, Monday! -exclamó.
Comida familiar después, partida con los amigos y de nuevo otra fiesta. Llegó al amanecer del domingo y se metió en la cama sin poner el despertador. Confiaba en que se levantaría a buena hora.
Abrió el ojo y leyó los números fluorescentes del radiodespertador: las 10,15.
-¡Hostias, Monday! -exclamó.
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